Gabriel Ibarra
Tras un aluvión de renuncias de sus ministros y otros funcionarios, y una serie de escándalos, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, anunció su dimisión el 7 de julio de 2022.
No fue la crisis sanitaria derivada de la pandemia ni las decisiones políticas tomadas por Johnson y su gabinete las que provocaron su caída.
Fueron, más bien, los escándalos de las fiestas en su residencia oficial de Downing Street durante la pandemia lo que dio origen, no sólo a severas críticas, sino además a que se convirtiera en el primer ministro que fuera multado, en ejercicio de su cargo, por violar la ley.
Pero la gota que llenó la copa fue, la decisión de Johnson de nombrar a Chris Pincher como “responsable de disciplina del Partido Conservador”, a pesar de que conocía una denuncia formal, presentada contra Pincher, por haber incurrido en un comportamiento sexual inapropiado. Ese hecho determinó la renuncia de aproximadamente 30 miembros de su gabinete, incluidos a dos de sus funcionarios más importantes: Rishi Sunak (ministro de economía) y Sajid Javid (ministro de sanidad).
Cuando presentó su renuncia, Javid se vino lanza en ristre en contra de Johnson, ante la Cámara de los Comunes, cuando manifestó que “el problema comienza desde arriba”. Incluso, resaltó que, se había perdido la confianza en el primer ministro y que simplemente el país no puede seguir así.
Con la dimisión de Johnson, el malestar y preocupación que se había apoderado de muchos británicos a raíz del Brexit cobró un talante enfático.
Según The New York Times “si bien el Brexit ayudó a impulsar a Johnson al más alto cargo del Reino Unido, su renuncia no evitará a ese país el daño económico y diplomático que supuso la salida de la Unión Europea”.
De hecho, el Brexit ha dejado al Reino Unido con una inflación más alta y un crecimiento económico más lento que el de muchos otros países desarrollados, hasta el punto de que, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria de ese Estado prevé que, en el próximo semestre, las exportaciones e importaciones se reducirán en un 15%. En términos de desempleo, la tasa general aumentó en un 3,8% y de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional la inflación de Reino Unido alcanzó un máximo histórico en 40 años, equivalente a 9,1 % y el crecimiento de la economía será muy lento en 2023.
No sólo en el Reino Unido sino en toda Europa, han comenzado a surgir vientos que soplan para reversar el Brexit. Por ejemplo, Michael Heseltine (ex viceprimer ministro de Reino Unido) sostuvo que, “la partida de Boris es la oportunidad para reanudar los vínculos con la Unión Europea” y el político francés, Michael Barnier expresó que, “la partida del primer ministro abre una nueva página en las relaciones con Gran Bretaña, que sea más constructivo, más respetuoso de los compromisos adquiridos, y más amigable con los socios en la UE, porque hay mucho más por hacer juntos”.
En el mismo sentido el diario español El País señaló que “la salida del primer ministro probablemente sea el principio del fin del Brexit”, por cuanto su caótico mandato “desacreditó ese movimiento como fuerza para cambiar Gran Bretaña”.
Lo que es claro, es que, con su salida, el primer ministro deja a una nación sumida en el desconcierto, en la incertidumbre política y económica.
Si a raíz de la salida de Jhonson la revisión del Brexit se impone, entonces el viejo refrán según el cual “no hay mal que por bien no venga” podrá hacerse realidad para los británicos. Queda por esperar que camino va a seguir el próximo primer ministro.